En Amantaní el tiempo parece haberse detenido para contemplar con calma la faena agrícola de sus pobladores, herederos del legado de sus antepasados aimara. En esta isla hay un solo hotel boutique, pero las casas de los moradores están acondicionadas para que el visitante pueda pasar la noche y, al día siguiente, continúe disfrutando de los campos rodeados de eucaliptos y repletos de flores de la cantuta, típicas del Lago Titicaca. Además de un nombre hermoso y lleno de música, Amantaní es una verdadera invitación a descansar y desconectarse de todo.
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Escrito el 15/06/2020
apPerú